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Un vestido de novia para una boda íntima

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«Que despierte la novia,

la mañana de la boda,

que despierte!

Que despierte,

con el largo pelo,

camisa de nieve,

botas de charol y plata,

y jazmines en la frente.

Que despierte,

con el ramo verde

del amor florido.”

Federico García Lorca

La boda  íntima de Esperanza con su vestido de novia de encajes es pura poesía.  Las  imágenes de Silvia Sánchez fluyen  de forma tan natural y bella como la buena poesía.

A esta boda en Huelva, no falta de nada: rito, pasión, amor, familia, tierra, todo engarzado como una joya con una delicadeza asombrosa.

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El ramo era de espigas romero y lavanda cortada en el jardín por la mañana

Esperanza y Antonio querían desde el principio  una boda atípica y pequeñita. Los dos se vistieron  en su  casa de Huelva,  la Lusitana, que terminaron en plena pandemia, una casita en el campo en La Redondela, donde también celebraron la cena.

«Para mi era un sueño poder llevar un vestido de encajes antiguos y y cuando vi la colección de L’Arca, supe que sería de allí. «

«Desde la primera visita me sentí fenomenal. Llegué con mi madre un día a Barcelona y una vez que pisé la tienda me parecía mentira que estuviera allí para elegir mi vestido. Siempre he sabido lo que quería y fui a por ello.. Recuerdo entrar y decirle a mi madre: estoy nerviosa, y me contestó: normal, vas a elegir tu vestido de novia”.

Forman un equipo de personas amabilísimas y realizan un trabajo de costura con tanto cariño. Les agradezco la facilidad que me han dado, ya que yo me trasladaba en cada prueba desde Madrid a Barcelona.

La ceremonia se celebró en la Ermita de Nuestra Señora de la Esperanza, el  11/6/2022 en la playa de La Redondela, Huelva. Situada en medio de un coto de pinos con el mar de fondo.

«Entré en la iglesia con la  música  de “A tu vera«, de Lola Flores. La entrada en la ermita, escuchar la canción con la que tantas veces me había imaginado recorriendo el pasillo, levantar la mirada y ver a mi madre muy emocionada, me hizo a mi emocionarme demasiado.”

 “Como siempre dije, más que una boda se trataba de una comida familiar, un homenaje a nuestros seres queridos, celebrar el amor con ellos en lo más íntimo.. Éramos 17 personas. Decidimos solo llevar a nuestros padres, hermanos y respectivas parejas, y nuestros compadres, que son amigos de toda la vida y somos padrinos de su hijo (para nosotros son parte de nuestra familia)»

Decidimos cortar ahí, porque ambas familias son grandes con muchos tíos y primos, y amigos. Teníamos claro lo que queríamos, y queríamos disfrutar al máximo, y efectivamente lo conseguimos.

Alpargatas de cuña de Castañer

“La decoración de la celebración fue toda obra nuestra, contábamos con el jardín de la casa, colocamos unas guirnaldas de luces y una mesa en el centro y …¡Magia!

» La mesa vestida con manteles blancos y caminos bordados (compre unas telas y los hice yo, que a veces coso), tres jarrones de barro con romero y lavandas cogidas del propio jardín, un lebrillo con limones en el centro, vajilla blanca, servilletas de lino natural, ramillete de romero y lavanda, tarjeta con el lema de la boda Que 20 años no es nada y el nombre de la casa La Lusitana, y velas de varios tamaños. Sillas de madera y ya, no hacía falta más”.

Antonio y yo , nos conocimos en la plaza de mi pueblo, muy jovencitos, hace casi 20 años.Los dos somos de Huelva, yo de La Redondela y él de Pozo del Camino, Isla Cristina. Llevamos toda la vida juntos, de hecho, en 2022, ¡atención!, haremos 20 AÑOS JUNTOS, por eso un día lo llamé y le dije, creo que deberíamos casarnos en 2022 jajajaja. En la boda se hace mención a esto en la papelería y en las canciones.

“Todo el mundo me decía, se te va a pasar el día super rápido, no te vas a enterar, pero lo cierto es que no fue así, viví y disfruté cada momento, saboreé hasta el último detalle, y creo que eso lo conseguimos gracias a hacer una boda tan pequeñita.

«Creo que es lo mejor que pudimos hacer, una ceremonia en una ermita pequeñita y una celebración en nuestra casa. Aun así, todos disfrutamos, cantamos y bailamos como si de la mayor fiesta se tratase. Fuimos felices de ver a todos y cada uno de los invitados disfrutarlo.

“Tengo idea de que sea un sábado por la tarde, casi verano.Después de la comida me gustaría encender una candela, y ponernos alrededor con una guitarra y cantar y bailar, y poco más” nos contaba Esperanza antes de la boda.

Pues eso, y poco más, no hace falta nada más.

Flores: decoración local en la Ermita  y propia en la cena.

Zapatos : Cuñas de Castañer

Catering: Catering Ramirez Canela

Espacio: La Lusitana

Maquillaje y peluquería: Moisés Giraldo,

Papelería: diseño propio

Fotografía: Silvia Sánchez

Diadema: Graellsia Madrid

Agradecimiento especial al Ayuntamiento de La Redondela y a la Hermandad de la Esperanza, por la colaboración.

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